LA EXPEDICIÓN MALASPINA 2010 DESEMBARCA EN ARMILLA
Amanda (izqda.) y Elena en la sede del IACT
Luz Rodríguez /Ciencia en Granada El Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra, centro mixto del CSIC y de la Universidad de Granada, no ceja en su intención de hacer llegar a la sociedad las actividad investigadoras que se llevan a cabo en esta institución. Con este fin, ha organizado un ciclo de conferencias y exposiciones de carácter divulgativo en la que participan destacados científicos de prestigio internacional. El IACT invita a todo el que esté interesado a que visite su nueva sede situada en la avenida de las Palmeras de Armilla (Granada). Hasta el próximo 24 de junio estará la exposición sobre la Expedición MALASPINA 2010, donde han participado, muy activamente, este centro. Dos jóvenes investigadoras del IACT tuvieron la oportunidad de embarcarse por primera vez, tanto en un barco como en una expedición científica, a bordo del buque insignia de la investigación española, el Hespérides. Por eso no quisieron perderse la inauguración, el lunes, de la exposición y la charla previa ofrecida por el investigador Antonio Delgado Huertas, director del grupo de Bioquímica de Isótopos Estables, al que ambas pertenecen y que también participó en este viaje.
Amanda Mefcal (Licenciada en Ciencias del Mar y Ambientales por la UCA) y Elena Mesa (Licenciada en Ciencias Ambientales por la UGR) tienen todavía presente los recuerdos de su participación en esta gran aventura científica del Siglo XXI, la expedición de circunnavegación MALASPINA 2010. Ellas ponen rostro a unos de los objetivos de esta expedición, la de formar una nueva generación de jóvenes investigadores con una perspectiva global en el funcionamiento de los ecosistemas marinos. "Para mí fue una experiencia maravillosa porque nunca antes me había embarcado en un barco, de hecho tampoco había tenido una gran experiencia investigadora y de repente verte en un proyecto tan grande como este....fue alucinante", comenta Amanda. Su compañera Elena valora la suerte que tuvo de poder participar, recién iniciada su trayectoria investigadora, en la expedición "sales de la carrera asustada, sin saber si vas a encontrar algo y en aquel momento pensaba “ojalá me dieran una beca de doctorado” y me dieron ésto. Estoy contenta doblemente, en parte por tener algo, por poder hacer una tesis y en segundo lugar por participar en la expedición Malaspina".
Estos días recuerdan la importancia científica de esta experiencia gracias a los paneles divulgativos que se exponen en el IACT, unos paneles que han navegado por todos los océanos del planeta. Son los mismos que se han utilizado en las charlas y conferencias divulgativas que han tenido lugar en las escalas de la expedición.
Ambas reconocen la dificultad que tienen los jóvenes investigadores para acceder a este tipo de expediciones científicas. "Ceo que no es fácil, de hecho, creo que he tenido mucha suerte y que se debería potenciar más. Es una experiencia que sirve tanto a los propios investigadores como a la sociedad porque vamos buscando soluciones a problemas que nos afectan a todos", resalta Mefcal.
Fueron cerca de un mes de travesía y la vida a bordo no es tan "romántica" como la vemos desde fuera, como explica Amanda, "fue muy duro porque te tienes que hacer a la idea de que estas todo el día trabajando; tienes mal cuerpo porque te afecta el movimiento del barco pero tienes que seguir con la tarea, pero después se te olvida. Te quedas sólo con los buenos momentos, todos los frutos que has sacado tanto científicos como personales" y Elena lo confirma, "el trabajo es intenso pero merece la pena, se aprende mucho".
Ya con los pies en la tierra afrontan una nueva aventura, la de sacar adelante sus tesis doctorales y consolidar sus trayectorías científicas. Un "viaje" cargado de incertidumbres ante la situación en que se encuentra la investigación española. Capacidad, entusiasmo, preparción tienen de sobra, no es un mal equipaje para empezar este viaje. Buena travesía.