DARWIN EVENTUR, LA AVENTURA EMPRESARIAL DE UN ESTUDIANTE DE BIOLOGÍA
Antonio Fernández
Luz Rodríguez/ Ciencia en Granada Para el granadino Antonio Fernández la Facultad de Ciencias es su casa. Y esto se ajusta a la realidad porque se pasa las mañanas y las tardes e incluso, algunos fines de semana, en el edificio principal del Campus de Fuentenueva, en la capital granadina. A sus 33 años, le quedan tres asignaturas para acabar la licenciatura de Biología. Él mismo se define como “el eterno estudiante”, pero es que montar y llevar una empresa, le ocupa gran parte de su tiempo. Su proyecto, creado hace dos años, se llama Darwin Eventur. Una empresa dedicada a la organización de cursos y eventos con la Ciencia como protagonista.
Antonio es inquieto, por dentro y por fuera. Se mueve con soltura y autoridad por los pasillos de la facultad. La idea de crear una empresa de este tipo le vino por su interés por la divulgación, “los estudiantes no saben lo que se investiga en la propia universidad – declara Antonio – saben de las asignaturas que imparten sus profesores pero no lo que se investiga. Es muy interesante traer a esos mismos profesores y que les hable de otra manera, explicándoles lo que están investigando. Aparte, siempre te traes a alguien de fuera, de otras universidades, gente de renombre”.
Está permanentemente pendiente de su móvil de última generación, ya que, desde ese pequeño dispositivo realiza la mayor parte de su actividad empresarial. Sobre todo se convierte en una herramienta indispensable en las semanas previas a la realización de los cursos científicos que organiza. Él se encarga de gestionar los desplazamientos y alojamientos de los conferenciantes, los permisos para usar las aulas, de los créditos de libre configuración... Recibe ayuda de su novia, Lidia, y de algunos compañeros, sobre todo en los días intensos en que los cursos se están llevando a cabo. Como en estas semanas que prepara un encuentro sobre Neurobiología Humana (del 15 al 19 de mayo), en el que participarán reputados investigadores del campo de la neurociencia cognitiva de diversas universidades españolas.
Organiza un curso cada mes, en total, unos nueves durante el año académico y alguno más en el verano, principalmente, de temática científica. Antonio es consciente de la situación económica y de la falta de tiempo de sus compañeros estudiantes, por lo que procura que los precios sean asequibles y que los eventos se desarrollen sin coincidir con las clases. “Hay que ser muy flexible con los cursos, ya que están destinados a estudiantes. Un mes pueden tener dinero para pagarlo y al siguiente, no”. Los beneficios formativos son muchos, los económicos, por ahora, pocos. “Algunos meses me cuesta llegar al mínimo para que el curso se realice. A veces no tengo ganancias, pero a lo mejor, en el curso siguiente, se llena y consigo beneficios”.
Antonio es consciente de que este es un proyecto a largo plazo. “Yo me planteo esto para cinco o seis años. Todavía queda mucho por hacer. La gente empieza a conocerte, se apuntan a los cursos”. La empresa es una inversión de futuro y un medio para conseguir lo que es su verdadera vocación, la Acuicultura. Su intención, cuando acabe la carrera, es hacer un master en este campo, costeándose su formación con los beneficios obtenidos de su actividad empresarial.
Por ahora, sigue su ir y venir frenético, entre clases y gestiones, por los pasillos de la facultad en su doble faceta de estudiante-empresario.